sábado, 1 de octubre de 2011

Pach

Entre los recios golpes de la Aurora
escucho la llamada de tu nombre
pulsando entre las briznas o en el cielo,
rasgando la mirada de los dioses.

Señor de las miradas que destierran,
tus brazos son de hierro.
Señor de las caricias que se inmolan,
quiero escuchar tu nombre de tus labios.
Señor del horizonte que se arrasa,
tus labios son de piedra.
Señor del laberinto que se escinde,
ora pro me.




Santiago Cabrera Márquez

4 comentarios:

  1. Deberías poner una coma al final de los versos 3, 5, 9 y 11 (en este último, en lugar del punto, y entonces ora con minúscula). Es muy bueno. Y un poquito terrible.
    Amalia

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  2. ¡Uy, uy, uy! Qué cambio ha dado el poema. Esto ya es hasta presentable y todo! Nunca le di mucha importancia a las comas, las pongo según vayan cayendo y luego nunca me paro a replantearlas. Pero la verdad es que tras seguir tu consejo he quedado impresionado. Muchísimas gracias.

    Me alegro también de que te guste... y de que te parezca un poquito terrible. Me encanta y me desconcierta, ya que terrible no es una palabra que suela ir con "poquito". Bueno, no me enrollo más. ¡Besos de variables separables!

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  3. El poema es "terriblemente" bueno! Se nota el cambio entre "entropía" y este blog porque cuidas cada palabra.
    Sin embargo, disculpa mi ignorancia pero me he quedado un poco incompleto porque no entiendo el significado del ultimo verso. Te agradecería mucho una explicación.

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  4. Hola, cuatro mese después respondo xD. Muchísimas gracias por tu apreciación, me alegro que se note el cambio.
    El último verso significa "Reza por mí", está medio robado de un poema de Cirlot que te recomiendo (que no he encontrado en la red) que se llama Las oraciones oscuras.

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