Aún sigue mi cuerpo
manchado por tu toque,
aún siguen mis ropas
marcadas por tu estigma,
es una maldición que nunca duerme.
Ya no hay mañana en la que no te sienta,
y en cada atardecer estás presente,
mi dulce caballero que partiste,
marchaste y sin embargo permaneces.
¡Has vuelto a escribir!
ResponderEliminarLlevaba mucho esperando(te).
Se me clavan los versos 6 y 7. Son preciosos
Tú también has vuelto a escribir... o tal vez yo he vuelto a leerte... Aunque creo que no sé quién eres, y a la vez creo que sí sé quién eres... Has cambiado mucho.
ResponderEliminarMe alegro de leerte, y de que me leas, y de que te guste.
Demian. Parece una adivinanza. Creo que es un poema hacia ti mismo.
ResponderEliminarMmm... ¿Por qué Demian? No he leído Demian. Tiene un poco de adivinanza, lo cierto es que quité las partes más explícitas, tal vez más por pudor que por un criterio estético. Pero tampoco creo que la adivinanza sea muy difícil.
ResponderEliminarComo búsqueda introspectiva, el poema siempre va hacia adentro, a veces avanza a duras penas, a veces cae en picado, pero el viaje es inevitable, ¿no?
Gracias por enriquecerme/nos con tus ideas :D.
Pues lee Demian de Hermann Hesse. Te asombrará lo de acuerdo que estás con él. Lo decía por la marca de Caín...
ResponderEliminarDespués de releer el poema varias veces me parece casi inverosímil que no lo hayas leído.
Oh! Pues lo cierto es que lo tengo en mi estantería, voy a empezar con él... ahora mismo!
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