el polvo de la tiza
habla de otras estrellas y otros mundos;
de horizontes ajenos
sin cielo y sin arena.
Horizontes que se alzan hacia arriba,
nos pasan por encima, y se zambullen
tras las pisadas leves que no dimos.
Ahora busca el mundo en la pizarra;
el mundo donde el sol es un cilindro
de fuego que se extiende
distancias infinitas en los cielos inmóviles.
Es allí donde viven
las almas entregadas a la ciencia,
su paso en nuestra calle, su mirada
surcando firmamentos imposibles.
Santiago Cabrera Márquez
12 de marzo de 2018